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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia Capítulo 330

Capitulo 330

Elia miró a un lado y vio a un chico guapo. Tenia el pelo corto castaño, vestia un traje gris plateado y desprendia un aura de chico guapo y brillante. ¡Era Sergio!

Después de empujar a Vania, se acercó a Elia, con una mirada suave y cariñosa, preguntó: “¿Estás bien?”

Elia negó con la cabeza.

La madre de Vania se apresuro a acercarse, la levantó del suelo y se preparó para enfrentarse a Sergio, ya que la habia empujado. Pero cuando vio la presencia imponente de Sergio, se contuvo

La madre de Vania no se atrevió a gritarle, en cambio, descargó toda su furia en Elia, le dijo: “Elia, ¿no tienes un poco de educación? ¿Cómo puedes tratar asi a una persona herida? Se ve que fuiste criada sin padre!”

Sus palabras no eran un simple insulto, sino más bien un insulto directo hacia Ella.

Sergio frunció el ceño, listo para hablar.

Pero Elia, furiosa, se adelantó y le gritó a la madre de Vania: “Vania acaba de intentar golpearme, acaso no la viste?! Ella es tan impulsiva y violenta, se ve que no la has criado bien g2

La madre de Vania, furiosa y roja, llena de rabia, le grito: ¿Cómo te atreves a hablarme asi?! Soy tu tia!” Si no fuera porque tenía que sostener a Vania para evitar que cayera de nuevo, habria intentado abofetear a Elia.

Elia no podia creer la descarada hipocresia de las dos permitian que cada una pueda intimidar a los demás, pero no podían tolerar cuando los demás se defienden de ellas!

Elia estaba furiosa. Hablar con estas personas era una pérdida de tiempo.

Tomando aire, dijo furiosa. “Asi que te consideras una adulta, ¿eh? Pero lo que dices es más infantil que lo que diria un niño de tres años.”

La madre de Vania estaba a punto de enfrentarse a Elia cuando Vania la detuvo. Aunque antes parecia fuerte y dominante ahora parecia un poco más razonable y comprensiva.

“Mamd, no te alteres, sólo me cai, no me paso nada.”

Luego, miró a Sergio.

Su rostro, que una vez estuvo hinchado y lleno de moretones, ahora su piel parecía un poco débil, como si hubiera envejecido.

Ella se considera joven y hermosa, así que le lanzó una sonrisa coqueta a Sergio y dijo con voz dulce: “Sergio, sé que no querías empujarme, no te preocupes, no te culpo”

Sergio se sintio nauseabundo al ver su sonrisa falsa y babosa. Frunció el ceño y dijo seriamente: “Intentaste golpear a Elia, jasi que pidele disculpas!”

La madre de Vania se enfureció de inmediato: “¿No escuchaste cómo Elia insultó a mi hija Vania? ¿Por qué debería disculparse?”

Elia respondió: “¿Acaso vine aqui para insultarla después de ayudarla a salir del hospital y llamar un taxi para llevarla a casa?”

La madre de Vania estaba furiosa.

Vania la detuvo “Mama, no digas más nada.”

Luego, se volteó hacia Elia y dijo: “Quizás fui un poco ruda antes, lo siento, me comporté mal.”

A lo largo de los años, al lado de Enrique, había aprendido a ceder cuando era necesario para alcanzar sus objetivos

Pedir disculpas no era un gran problema para ella.

Si eso podia ganarse la simpatia de Sergio y borrar su mala impresión de ella, incluso estaria dispuesta a arrodillarse ante ella.

Vania se disculpó fácilmente, su actitud parecia sincera y respetuosa

Esto pilló a Elia desprevenida.

Si no perdonaba a Vania, pareceria un poco mezquina.

Pero recordando las palabras de Vania y su mano levantada, lista para golpearla, no podia perdonarla de ninguna manera.


¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Score 9.6
Status: Hiatus Type: Native Language: Spanish
Elia Saurí sufrió una traición que arrasó con su reputación y su inocencia, pero en esa fatídica noche, el hombre misterioso le entregó un colgante como prueba de su amor, jurando regresar para casarse con ella. Sin embargo, una tormenta devastadora destruyó su hogar y con él, la única pista que tenía la embarazada Elia para encontrar a ese hombre. Mientras tanto, conspiradores en las sombras lograron que el hombre creyera que Elia había perecido en la tormenta, convirtiendo su reunión en una quimera inalcanzable. Cinco años después, Elia vuelve acompañada por cuatrillizos. Por casualidad, llama la atención de su poderoso y peligroso jefe, un magnate indomable. En público, Elia es una conserje dedicada y modesta, pero en privado, yace en los brazos de este hombre, acariciando sus abdominales y gastando su dinero sin restricciones. Cuando su prima la hostiga, él la protege; cuando su secretaria la acosa, él la respalda; cuando difamadores intentan socavarla, él estalla en furia y celos… Todos comienzan a notar que la relación entre Elia y el jefe no es lo que parece. Él la consiente y protege, y aunque sea un titán…

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