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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia Capítulo 1886

Capitulo 1886

El pobre Vicente, herido y aun así era el encargado de manejar

Le dolian los ojos, la espalda, el estómago todo su cuerpo

Pero con una mujer de armas tomar sentada en el asiento del copiloto, ni siquiera se atrevia a quejarse.

Vicente conducia y de vez en cuando le echaba una mirada a Floria

Ella miraba famente al frente, aparentemente sin prestarte atención, pero después de que Vicente la espiò de reojo un par de veces, Flona de repente dijo: Concentrate en manejar, si no quieres tus anos puedo arreglaro

Floria seguia mirando al frente durante su comentano, sin siquiera desviar la vista hacia Vicenta

Sin embargo, parecia saber exactamente que Vicente habia estado mirándola

Al escucharla, Vicente se acomodo derecho en su asiento y agama firmemente el volante, sin atreverse a mirar hacia otta

Solo por lo que Flonia habia dicho, ya estaba bastante asustado g2

Asi que ella estaba conservando sus manos solo para que furra su conductor?

Vicente, indignado pero sin atreverse a expresaro, conducia obediente y en silencio

Durante el viaje, no intercambiaton ni una palabra ni una mitada

Pronto, el auto se detuvo en Islas Verdes

Vicente salió primero y con respeto abné la puerta del copiloto, diciendo. Por favor, baje del vehiculo, señonta Floria

Flona to miro con una mirada de desden y dijo Actua normal, o no se en qué momento me cansare de verte ”

Con su botiquin a cuestas, salió del auto

La sonnsa senil de Vicente se congelo al verla alejarse, maldiciendola en su mente (Mujer despreciable, quen te crees que eres o temprano te hare inclinarte antem No te confermas con que te trate ben y te enojas si te trato mal, ¿qué lo que queres? Mientras pensaba esto, Fiona, que iba delante, de repente se detuvo y se giro, entrecentando los ojos. “Que dijistet

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Vicente rápidamente escondió su expresión de desden y volvió a la sumisión, diciendo: “Escuchaste mal, no he dicho nada Floria lo miro con desprecio y advirtió “Mas te vale, si me entero de que hablas mal de mi a mis espaldas, te dejare buscando s dientes por el suelo

Dicho esto, Floria se dio la vuelta y sigui adelante

Vicente, sudando frio, penso que ella era demasiado intimidante, y que parecia tener una ligera idea de lo que el

pensaba

Aparte de Asier, nunca habia conocido a una persona tan formidable y aterradora

Esta Flora era incluso peor que Asier

Secándose el sudor de la frente, Vicente siguio los pasos de Floria apresuradamente

En el ascensor, Vicente se mantuvo a una distancia prudencial de Flona temiendo acercarse demasiado a alguien que claramente no podia provocar

Al llegar a la puerta de la casa de Orson, Vicente sacó la llave y

abre la puerta

Se aparto y con un gesto de su mano dija “Adelante”

Ahora al hablar con Floria, usaba un lenguaje formal, teniendo molestaría de alguna manera

Fiona entro by mind a su alrededor, preguntando “¿Dónde esta?”

Vicente no queria demorar por temor a que cualquier cosa no fuera de su agrado y otro puhetazo volara en su dirección

“Está en la habitación, te llevare, dijo Vicente mientras caminaba

“Vicente, tu desalmado, me dejaste solo y no te importo. ¿Sab

que casi muero?:

Antes de llegar a la habitación, ya se escuchaba la queja mezclada con autocompatión de Orson

Al bir esas palabras antiquas que podran llevar a malentendidos. Vicente miro preocupado hacia atrás a Fiona y, como esperaba, vid observándolo como si estuviera viendo un chiste.


¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Score 9.6
Status: Hiatus Type: Native Language: Spanish
Elia Saurí sufrió una traición que arrasó con su reputación y su inocencia, pero en esa fatídica noche, el hombre misterioso le entregó un colgante como prueba de su amor, jurando regresar para casarse con ella. Sin embargo, una tormenta devastadora destruyó su hogar y con él, la única pista que tenía la embarazada Elia para encontrar a ese hombre. Mientras tanto, conspiradores en las sombras lograron que el hombre creyera que Elia había perecido en la tormenta, convirtiendo su reunión en una quimera inalcanzable. Cinco años después, Elia vuelve acompañada por cuatrillizos. Por casualidad, llama la atención de su poderoso y peligroso jefe, un magnate indomable. En público, Elia es una conserje dedicada y modesta, pero en privado, yace en los brazos de este hombre, acariciando sus abdominales y gastando su dinero sin restricciones. Cuando su prima la hostiga, él la protege; cuando su secretaria la acosa, él la respalda; cuando difamadores intentan socavarla, él estalla en furia y celos… Todos comienzan a notar que la relación entre Elia y el jefe no es lo que parece. Él la consiente y protege, y aunque sea un titán…

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